Horacio Beamonte: vivir con fe cuando el tiempo parece agotarse

Share

Tweet

Share

Share

Email

Comments

Horacio Beamonte no corre contra el reloj. Lo mira de frente, con calma, fe y una serenidad que desarma. El actor mexicano, recordado por producciones como “Como dice el dicho” y “Por amar sin ley”, vive cada día como un regalo, consciente de que el tiempo —y Dios— tienen la última palabra.

Diagnosticado con leucemia linfoblástica aguda con cromosoma Filadelfia, una de las variantes más agresivas del cáncer en la sangre y la médula ósea, Beamonte fue claro: los médicos lo desahuciaron. Le dijeron que, de no someterse a quimioterapias, su esperanza de vida sería de tres a ocho meses.

“Ya estoy en el mes ocho”

En una charla reciente con TV Notas, el actor habló sin dramatismos, pero con una honestidad que cala hondo.

“Cuando salí del hospital me dijeron que si no tomaba las quimioterapias tendría entre cuatro y ocho meses de vida. Ya estoy en el ocho… seguimos esperando en Dios que es el único que decide cuándo me va a llevar”, expresó.

Para Beamonte, los pronósticos médicos son números, no sentencias. “Tal vez viva 9, 10, 11, 12 años… quién sabe. Solo Dios sabe”, añadió, con una serenidad que contrasta con la crudeza del diagnóstico.

La decisión más difícil: decir no al tratamiento

Horacio tomó una decisión que no pasó desapercibida: rechazó las quimioterapias y cualquier otro tratamiento médico. Su camino es otro.

“Rechacé las quimioterapias, rechacé todo tipo de medicamentos. Solamente estoy con mi fe y mi esperanza”, confesó.

No fue una elección impulsiva, sino una postura profundamente personal. Beamonte decidió vivir lo que venga acompañado únicamente de su espiritualidad, aferrado a la idea de que cada día cuenta, sin importar cuánto dure.

Un actor con una larga trayectoria… y pocas oportunidades hoy

A sus 48 años, Horacio Beamonte suma una carrera sólida: 44 telenovelas, 23 series y 19 unitarios. Títulos como “Amigos x Siempre”, “Destilando Amor”, “El Pantera” y “El amor invencible” forman parte de su recorrido.

Hoy, sin embargo, la realidad es distinta. El actor busca trabajo, y aunque tenía un proyecto cinematográfico en puerta, la falta de apoyo terminó por cancelarlo. Una muestra más de lo complicado que puede ser el medio, incluso para quienes han dedicado su vida a él.

Entre apoyos, ausencias y verdades incómodas

Beamonte no maquilla la situación. Reconoce que han sido meses muy duros. Algunos amigos han estado presentes; otros, no.

“Estoy consciente de los cambios que van a venir… difíciles, duros”, admite. Sabe que la enfermedad avanzará y que el panorama no es alentador. Aun así, insiste en que solo la fe le permite sostenerse.

Un mensaje claro: nadie tiene la vida comprada

Antes de cerrar, Horacio dejó una reflexión que resuena más allá del espectáculo:

“Disfruten la vida al máximo. Nadie tiene la vida comprada”.

No es una frase hecha. Es el testimonio de alguien que vive con la certeza de lo frágil, pero también con la convicción de que cada día, por breve que sea, merece ser vivido con sentido.

Horacio Beamonte no pide lástima ni aplausos. Pide algo más simple y más poderoso: vivir, creer y agradecer mientras haya tiempo.